Esta foto se la quiero dedicar mañana día 1 de Noviembre a mi abuelo Edmundo que sería su cumpleaños,(solo a una persona grande como él se le ocurriría nacer en el día de las muertos), buen hombre, buen conversador, y buena persona que es lo principal.
No son pocas las veces que me acuerdo cuando el abuelo nos hacía las cortezas de cerdo y nos llamaba por el patio para dárnoslas, o cuando ponía una rebanada de pan pagés pinchada en su navaja de Albacete y la tostaba en la estufa de butano, o cuando ponía las mondas de una naranja en esta misma estufa y perfumaba toda la casa.
Contador de historias, conquense hombre de genio, rudo por fuera, afable por dentro. El abuelo...que pegaba un garrotazo y temblaba el infierno y luego ¡NÁ!.
Tenía una maquina de escribir blanca Olivetti en la que mi hermana hacía de secretaria los Domingos, un mueble bar donde olía a chicles y anís, y un viejo tocadiscos donde creo que gracias a él empecé a escuchar las rancheras.
Al abuelo no le gustaba que le hicieran fotos, esta es de el día de mi bautizo con mi abuela Aurora y mis hermanos. La he retocado un poquito y espero que os guste.
Al abuelo Edmundo, que miraba de frente a la muerte y, por tanto, también a lo frágil y fugaz de la vida, descansa ya en tus montañas.